sábado, 19 de febrero de 2011

TERRORISMO

No entiendo para qué sirve trabajar. Trabajar aliena cuerpo y mente, como se decía antes, palabra referida a las dictaduras comunistas y que me recuerda al libro de Orwell. Trabajar te mata poco a poco. No sólo te priva de tu tiempo libre para NO HACER ABSOLUTAMENTE NADA, sino que, aun cuando una logra recoger escasas migajas de tiempo, está una tan agotada, tan jodida, tan arrepentida por ciertos actos cometidos en quirófano, por cierto desdén que mana de dentro de una hacia una misma pero que escupe a bocajarro sobre las arrugas de los pacientes que tanto la impacientan, está una tan asfixiada por un sentimiento de culpabilidad fruto de sus andares aniñados y de su infantilismo enervante (que se desvanezca lo infantil en ella, que no balbucee sus inseguridades cuando está labrando mejorías sobre los ojos de los viejos, por dios; que deje de farfullar improperios a través de la mascarilla, que los viejos también oyen; cállate, niña tonta, cállate, inmoral, qué clase de médico de mierda eres tú; no tienes la educación de la discreción; no sabes mascullar una palabra de alivio tras una cirugía trabajosa en la que la puta lente intraocular se quedó a medio camino de su posición efectiva; y el paciente, aunque francés, no es gilipollas. ¿O crees que no percibía tu miedo, tu terror, en tu voz entrecortada y en tu crispación para con las enfermeras de voz chirriante que hacían que te chirriara el bisturí en la mano?) No se trata de hacer papiroflexia y de que se te resista la puta pajarita de papel y el sapo de papel que salta cuando lo aprieta uno por detrás. No. Se trata de personas, que se te olvida siempre. Tanta esterilidad, tanto campo quirúrgico reducido a un ojo que asoma sin conexión alguna con el resto del cuerpo de la persona que subyace, horizontal y aterrada... ¿No sabes aliviar, no sabes depositar tus manos sobre esas cabezas que si las tocas sí tienen su forma de cabeza aunque parezca que no porque no las ves con tanto paño estéril impoluto y azulado? ¿No sabes desenterrar lo humano que habita ahí debajo? ¿Por qué no te tragas todas tus palabras malsonantes y te dedicas a vender flores de bar en bar si de despreciar a la gente se trata? Compre rosa. No. Pues que te jodan. Desprecio. ¿De dónde sale, de dónde? ¿Del miedo, del miedo? ¿Quién te enseñó el puto miedo, quién? ¿Por qué no eres valiente, confiada, y ejecutas tus actos limpiamente, que para eso te has formado durante putos años de mierda de formación continuada de mierda? Cállate, cállate ya que me das tristeza, me dan tristeza los pacientes que te oyen proferir tus amarguras de niña amargada y trágica. Que no todo es tragedia, que no y que no y que no. Déjate los valium o déjate la medicina. Pero trata de ser feliz y de hacer felices a los demás. Deberían, a veces, castigarte por infundir más miedo del que tienen ya los pobres viejos. Médica del terror. Ay...

1 comentario:

  1. No tienes idea de cuánto me identifico contigo en las primeras frases de tu texto. Me parece como si las hubiera escrito yo, aunque con una mano más experimentada en la escritura. Cuánta envidia sana me da tu saber hacer en este sentido.
    Con respecto a tu trabajo, creo que debes insensibilizarte más respecto a tus pacientes. Tienes que ver un ojo, no una persona. Creo que ese te podría hacer más profesional. Tengo esperanza en que esto ya lo has conseguido.

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