jueves, 23 de febrero de 2012

DE POETAS Y SOLES

Creo que la figura del artista se regodea ante la distancia que él mismo establece frente al objeto de deseo, porque es un estímulo constante para su condición creadora, así el burro espoleado por la zanahoria.
Creo que el masoquismo es condición necesaria para nutrir el temperamento artístico. Pero, ¿cuándo el masoquismo deja de serlo para convertirse en placer primigenio? El artista está tan sumido en sus fracasos cotidianos que no distingue placer de tortura, o halla tal vez placer en la tortura, o acaso sea el placer una forma de tortura porque aplaca su pulsión creadora.
Creo que la pulsión creadora se abate ante la pereza, que es fuente de placer... Así pues, el artista no puede hallar placer en la creación artística y por tanto, la creación artística es un acto de masoquismo en el que el artista se regodea como un cochino se revuelca en el lodazal.
Mis párpados se abaten por el sueño, llevo años sin dormir. Sumergirme en la incertidumbre que es la noche no me ha gustado nunca, tan oscura y tan cercada por el día que pareciera que existe por contraposición a la luz.
Echo de menos la luz impúdica del verano. Ese azote certero de blancura que quema.
Ahora trataré de dormir un poco.


http://www.youtube.com/watch?v=mB50Ni8ulbE&ob=av2e