lunes, 21 de noviembre de 2011

LA TAPADERA

Negro lo es todo, como el cielo de este litoral que se empeñara en reflejar nuestras conciencias y no al revés. Hará ya unas semanas que llovía y los días se acababan pronto, qué rabia la brevedad de los días y ese abrir los ojos para captar la luz del todo insuficiente. No sé si debido a los años transcurridos, los míos, pero desde hace meses el otoño se ha extendido como una manta que me tapa y me abrasaba en el verano con su calor inapropiado, y me enfriará en los inviernos con su escaso abrigo que aún no concibo. No sé si los años ya pasados me acercan más y más a la negrura, la negrura antes entendida como un fin, ahora entendida como un todo, y negrura ahora, ahora más que nunca. Soy un insecto atrapado en un bote de tapadera gris, y a la vez me tranquiliza ese saberme amparada por un fin que es estático y que da menos miedo, porque la negrura se quedará ahí,  cubriéndome como una manta, un abrigo, un tapiz.
Ya nunca rompe a llover, ya no, antes sí. Y el cielo está quieto y las nubes quietas y los ojos tremebundos se me diluyen. Pero me detengo y sé que no necesito más amparo que el de mi tapadera gris, asfixiante, tranquilizadora.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL TERCER SEXO

Los hombres han logrado alcanzar un estado que yo llamo GÉNERO NEUTRO o TERCER SEXO el cual resulta, en verdad, envidiable. Esto es, ante un hombre la condición de género queda inmediatamente diluida por todo "lo otro" que lo conforma y lo define: portador de bata y estetoscopio: doctor; portador de mallas ajustadas: bailarín; portador de gorro blanco almidonado: cocinero; portador de batuta y cadencia: director de orquesta; portador de volante y estampita de santo: taxista.
La mujer, ah la mujer. En la mujer aún no se han logrado aislar todos los apéndices sobresalientes, abultados y abominables de aquellos "otros" que persisten en un plano posterior y que bien podrían, asimismo, definirla: portadora de bata y estetoscopio: mujer doctor (mis tetas quedan a la altura de la mirada ingrávida de mi jefe, o eran mis tetas las ingrávidas, o su pene, quién sabe, cuando me habla); portadora de tutú y zapatillas rosadas como el vientre de un erizo: mujer bailarín (esa fragilidad de las articulaciones, podríamos disgregarlas y hacer de ella un solo tronco penetrable y perpetuable); portadora de gorro almidonado: mujer cocinero (como mi abuela, o mi madre; cómo alguien iba a aguardar un año y medio para tastar su guiso de lentejas si la condición de preparadora-de-lentejas es innata e indisoluble de su especie. Nota: mi abuela era una pésima cocinera); portadora de batuta y cadencia: mujer director de orquesta (se me ocurren otros sitios más angostos donde meterle la batuta); portadora de volante y estampita: mujer taxista (con esa delantera no necesita airbag adicional).
Qué le vamos a hacer, estamos tan adorablemente horadadas que una ya no sabe si la oquedad que la define es la de falo por error invertido, o la más propugnada de cero a la izquierda.

domingo, 13 de noviembre de 2011

MI PADRE

Mi padre está estudiando griego clásico para leer el Nuevo Testamento en su lengua original. Y ahora ha empezado también con el hebreo clásico para leer el Antiguo Testamento en su lengua original. Y hasta sánscrito para leer los Vedas... Mi padre abandonó el seminario hace años y durante una época se dio a la bebida. Nos amó de manera entregada pero blasfemando a cada rato. Con el aliento pestilente de vino barato. Su quietud de las tardes tras la siesta, inmerso en sus libros, en el silencio rancio de las tardes en que yo estudiaba en mi habitación y todo estaba quieto y a mí me inquietaba todo porque pensaba que eso no era la vida. La tarde trascurrida y yo leída y estudiada hasta la médula y luego las conversaciones sobre autores que él leía y a mí me daba miedo tan solo el abrir alguno de esos libros. Mi padre se cree ateo pero lee con furor las Sagradas Escrituras en su lengua original. Aún perdura su hábito inquebrantable de las tardes en penumbra, leyendo. Y ahora en el otoño me da pena, tan menguado de viejo que se ha vuelto, tan sin vino, sin delicias culinarias, sin su disartria ni sus blasfemias, tan dulcificado. Y yo menos estudiosa de ciertos ámbitos y más curioseadora de ciertos otros que me atañen más. Seguimos conversando en las tardes en que voy a verlo, tanto silencio, tanto de iglesia. Mi tío materno es monje de clausura de la orden cisterciense y cuando viene a vernos en las contadas ocasiones en que osa hacerlo lleva su hábito y a mí me da vergüenza pasear con él, como la vez que vino a verme al hospital para que le graduara la vista, aquellas gafotas tan ajenas a la moda y el olor de la tela del traje que portaba. Recuerdo los viajes a Palencia, a San Isidro de Dueñas, todos los críos en el coche y el monasterio más fascinante que mi imaginación de la infancia hipertrofiara para deleite de muchas noches de ensoñación. La sopa de patata y el pan de la mesa, el olor a incienso y los cantos de mi tío, las oraciones... Mi padre visitó hace poco el monasterio y pernoctó algunas noches y se levantaba con los cantos y miraba las misas y oía los maitines y el resto de nombres que no consigo recordar*. Pero él sigue siendo ateo, como yo**. Y toda esa vida me es tan ajena que causa hasta repulsa por lo trasnochado y lo caduco de sus ideas. Pero aún esos sueños del monasterio me reconfortan y mi padre mostrándome la grafía hebrea realmente compleja me gusta, y esa penumbra de las tardes y el sol cayendo del otoño y la estufa y las naranjas y el silencio de siempre, me gustan también y siento que se trata de una vejez prematura que me acompaña, yo, tan joven que parece imposible que no haya llegado ya al fin de mis días.



* Visita a la Wikipedia: 
  • Maitines: medianoche
  • Laudes: al amanecer, habitualmente sobre las 3:00
  • Prima: Primera hora después de salir el sol, aproximadamente las 6:00 de la mañana
  • Tercia: Tercera hora después de salir el sol, las 9:00
  • Sexta: mediodía, a las 12:00
  • Nona: sobre las 15:00
  • Vísperas: tras la puesta de sol, habitualmente sobre las 18:00
  • Completas: antes del descanso nocturno, las 21:00

** De todo aquello queda una pasión insólita hacia la música antigua: Tomás Luis de Victoria, Monteverdi, Bach, Biber...

Misa Criolla - Gloria (Léolo)

sábado, 5 de noviembre de 2011

ENVIDIAS

Cuánto tiempo hace que no expongo mis despojos aquí para que me deis patadas y me tiréis escupitajos. Me he comprado el libro de Viola Di Grado que ha generado  no pocas discusiones en no pocos blogs porque he pensado que tal vez me asemejara yo, o se asemejara ella (que es menor que yo, aunque ella ha publicado y yo no, quién escribió antes, aquél que antes fue publicado o aquél otro que escribe en el anonimato de su VAIO) a mi forma de escribir. Y es que una ya no lee por el mero placer de la lectura, edificante, sino que mira y remira los ardides del ser ganador de un premio y del ser publicado en una editorial...
Por mera curiosidad, no se vayan a creer, considero que el acto de publicar es el más osado acto de vanidad jamás cometido por nadie...