viernes, 31 de diciembre de 2010

Poseo el semblante del señor añoso que se sienta frente a mí en el autobús. Serio. Pero lo que diferencia mi seriedad de su seriedad es que, la mía, por proceder de un rostro joven y fresco, se tolera mejor que la suya. Se suele atribuir una felicidad constante a la juventud. Y esa amargura en los labios del señor del autobús la consideramos lógica por proceder de alguien que roza ya el final, o que se siente solo.
Mi amargura es la misma, en profundidad, que la del señor añoso, y no se esfuma cuando sonrío, a diferencia de la ligereza de su rostro cuando el señor añoso me ha sonreído, al final del trayecto.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Qué peligrosa la desidia en que nos sumergen las tardes del frío invierno... Qué alborotador el caos que habita dentro de nosotros.

Las intelectuales

Las intelectuales suelen ser poco eróticas. Se preocupan poco por el sexo. Adoptan una actitud maternal para conmigo y hablan sin cesar... A su lado soy la imagen adoratriz que les adorna a ellas. No suele haber comunicación ni escucha activa. Están pendientes de los demás por miedo a que la intachable imagen que tienen de sí mismas quede salpicada. Carecen de sentido del humor.
He ahí, a grandes rasgos, una intelectual libra. 

lunes, 27 de diciembre de 2010

r

-¿r de rara, de roja, de rubia?  ¿de rabiosa, de romántica, risueña? ¿de robusta, de ramplona, de rica? ¿de reacia, renegona, de resuelta? ¿de rimbombante, de retruécano, de rumiante? ¿de rítmica, de rúbrica, de réplica? ¿de rémora, de rústica, de rápida? ¿de rollera, de rastrera, de rapera? ¿de resta, de ristra, de rasta? ¿de rómulo, de remo, de romano? ¿de rastrojo, de realeza, de remojo? ¿de rata, de rita, de rota? ¿de relevante, repelente, rocinante? ¿de ramera, de ratera, de rockera? ¿de rótulo, de rótula, de ritual? ¿de relampagueante, de restaurante, de restaurada? ¿de rima, de roma, de rosa? ¿de rosácea, de rosada, de roseta? ¿de rasurada, de regalada, de rebozada? preguntó con su mirada inquisitiva habitual. 
- Sí, contesté yo. Erre con erre guitarra. 

Y yo, que tenía una percepción de mí bastante contraria a la entereza y la reconstrucción efectiva, quedé contento, y pensé que sí, que sobrevivo a los males.
Siempre he tenido un destinatario virtual, y la mayoría de las veces he terminado yaciendo con él/ella por lo que la relación epistolar se va al traste. 
Era un amor de parque, de cogerse de la mano, de mirarse mucho mucho a los ojos claros.
No poseo el pesimismo de otros días y mi estado de ánimo corre en línea recta; no dramatizo la vejez de mis padres ni la arruga nueva de mi entrecejo; no me sacuden los tormentos de hace unos meses ante los signos de enfermedad -ficticia- que he padecido. Ni el sentimiento de culpa adherido a mi piel por una aprendida sensación de pérdida de tiempo. Es decir, ahora estoy bien como para enamorarme y joderla. Mi madre se empeña en que el ser humano es un ser gregario, y yo creo que los gatos son gregarios, pero que el ser humano es único e indivisible.
He conocido mucha gente en esta vida, tanta gente que voy a tratar de estrechar los lazos con la antigua gente que he conocido en mi vida porque dudo que pueda conocer a gente interesante de nuevo.
No estoy en mi mejor momento para conocer gente, es frustrante y me duele la garganta, creo que debo tomar antibióticos.
He conocido poetas, filósofos y escritores nobeles, médicos e ingenieros, y los que más me cautivaron fueron adictos a la marihuana y a la religión. Quiero decir que somos impredecibles. 
Me han agitado arcadas tras el último cigarro. Porqué los escribientes/escribanos/escritores escriben "cigarrillo" en lugar de cigarro. En francés, la palabra cigar equivale a puro, y cigarrette a cigarro. Luego puede que tengan razón. Arcadas tras el último cigarrillo. No se puede brindar con cava valenciano al mediodía y aspirar los negros filtros al caer la tarde. ¿Brindar? Sí, brindar. Se me acabó el contrato y lo he celebrado. Al principio sólo quería agradecer las palmaditas en la espalda, las collejas amistosas y los escupitajos en la palma de la mano. Pero luego he pensado que qué coño, ¿se me acaba el contrato y estoy brindando con cava valenciano de 10 euros? Y es que nunca se sabe si la mano que has estrechado te dará de comer. El director y la secretaria estaban allí. Y he cogido tal pedo que me sentía levitar por entre las mesas, por encima de la calvicie intrépida del dire, por sobre las peliteñidas ponzoñosas de las administrativas... He volado sobre el tejado rojo que me ha cobijado durante 8 meses. Y luego la hostia ha sido tal, desde tamaña altura, que me he pasado la tarde durmiendo. Y luego los cigarrillos. Y luego las arcadas.

Leo una biografía de Robert Walser. Me he aficionado a las biografías. Y a los estudios de obras de grandes autores. Sé que ningún estudio supera a la propia obra, y que ningún estudio sustituye a la propia obra, y que no hay mejor estudio que el de la propia obra. He leído sobre Joyce, Proust, Hölderlin, Novalis y Rilke (estupenda labor de Antonio Pau en Trotta), sobre Hilde Domin, Wittgestein y Wilde, sobre Bernhard y Martin- Santos. Ahora Robert Walser. Es una biografía sencilla, poco elaborada y subjetiva. Constantemente el lector es remitido a la obra del propio autor, y por eso me he desviado a los Escritos a lápiz, un discurso ininterrumpido y agobiante...

Tengo las amígdalas enrojecidas como las hojas de la flor de pascua de tanto vomitar. Y por ende, ahora me voy a dormir.