lunes, 25 de abril de 2011

MIS AMIGAS (1ª parte)

Las putas de mis amigas me dicen sí cuando yo digo no. Pero es un sí tácito, como de beso súbito entre dos labios inevitables. Cuando yo digo: no quiero las montañas, que me canso, ellas no responden, tan solo caminan presurosas ascendiendo la ladera del montículo pirenaico en el Valle de Estós de unos nada desdeñables 700 metros de desnivel. Que todo eran cuestas, maldita sea. Y yo resoplando que parecía un acordeón desafinado. M. e I. en cabeza, pumba pumba pumba. Y yo que no las alcanzaba nunca como en una de esas pesadillas en las que crees correr para huir del miedo y no corres. El camino serpenteaba entre abetos colocados con desorden de colegiala, entre hayas, entre bojes (¿qué diablos es un boj? ni idea, y las zorras, algunas de ellas, han estudiado ambientales). Y yo que me había empeñado en confeccionar un herbario recogiendo hojas silvestres no protegidas de la flora pirenaica, y al avanzar el primer tramo de cuesta ya ni me acordaba de las hojas, me la sudaban las hojas, yo sólo veía el suelo tapizado de un marrón homogéneo que me mareaba, malditos árboles caducifolios. Terminada la cuesta empinada los ojos se tropezaban con otra igual, como eslabones en una cadena infinita, joder. Maldita naturaleza. La lluvia moja más en el bosque, todo el mundo lo sabe. Queríamos ver el ibón, qué diablos es un ibón, pues una laguna que da fin al afluente de un río de montaña, como la voz autoritaria del padre pone punto y final a la conversación. Todo el mundo lo sabe. Yo sólo conozco a Ibón Reyes, no me jodas. Ascendemos como pájaros tras la traca de la boda de mi hermana, como estorninos parásitos tras la traca ecologista. Y no vemos el lago de los huevos. Bueno, ahí hay uno, más pequeño, el ibonet. ¿Y no nos basta con ver el puto ibonet? No, hay que alcanzar el ibón mayor. Buscad la ruta, malas putas, que vosotras habéis estudiado ambientales y otras ya habéis recorrido tramos y tramos de la GR11 pirenaica de los huevos. Buscad esas montañitas de piedra que parecen haber sido puestas por un niño travieso y que se llaman monolitos. Buscad esas pintadas de color verde en la roca húmeda que se confunden con el musgo (joder, ¿por qué no las habrán pintado de rojo?) Ahí no veíamos una mierda, pero nosotras seguíamos ascendiendo y la ladera recorrida quedaba abajo, invisible. Una nube inmensa había encallada en las rocas y nos impedía ver el paisaje inferior; ya solo alzar la cabeza podíamos y mirar la nieve, la nieve que nunca me gustó porque está tan fría... ¡Hostia, que nieva! Está nevando. La hostia. Y nosotras trepando por la ladera más escarpada aún si cabe siguiendo rastro de monolitos y su puta madre y pintadas verdes en las rocas. Este sendero no me convence, suelta I. A mí no me convence desde que comprendí que aquí no existe lo llano. ¿Qué sendero, qué coño de sendero si aquí solo hay piedras que parecen despojos de un alud? Las piedras mojadas resbalan, eso lo sabe cualquiera. Y con nieve más aún. Y los impermeables no impermeabilizan cuando llevas cuatro horas de trayecto. Mis manos ya no reconocen el tacto rugoso de las piedras ni el punzante de las hojas del boj (¿pero qué diablos es un boj?). Necesito unos guantes. Y se me entrega un par de guantes de un blanco impoluto de esos que solo venden en las tiendas pijas de Valencia y que las chicas compramos a juego con la bufanda y que no valen para nada porque en Valencia no hay nieve y a mí la nieve me está mojando los dedos a través de la tela sedosa de estos guantes inservibles. Seguimos trepando nosotras sin sendero ni monolito ni pintadas verdes. Entonces empiezo a imaginarnos desnudas a las seis, abrazadas, buscando el calor en el abrazo y en los orines que desprenden las entrañas congeladas. Imagino la masa de carne de las seis putas subnormales atrapadas en no sé qué valle pirenaico y me empieza a entrar un miedo real. ¿Tienes miedo? Pregunto a A. No, yo no. ¿Tienes miedo? Pregunto a C. No, yo no. Las putas de mis amigas no tienen miedo ninguno porque ya han recorrido montañas y ya saben que la lluvia es nieve a 2.200 metros de altitud y que la nieve moja, y yo no sé nada de eso porque mis padres solo me han enseñado el mar Mediterráneo, melifluo y fofo, de gordo sedentario. Yo sigo con mi miedo. Yo solo veo a mis amigas embutidas en sus impermeables rojos desperdigadas en la verticalidad del camino como amapolas en un campo holandés. Y la nieve cayendo que parecen lágrimas inconsolables...
 Alguien dice: volvamos, nos hemos perdido. Son las dos de la tarde pero sé que pronto oscurecerá, porque siempre oscurece muy muy pronto cuando se tiene miedo. Bien. Descendamos. El descenso es el mismo camino pero al revés. Por alguna extraña razón, I. y yo vamos en cabeza. Y nosotras no buscamos la brújula lítica ni pigmentaria, yo solo busco roca seca donde amarrarme, hueco donde poner el pie, quiero salvarme de una muerte segura... ¿Estais siguiendo los monolitos? Y yo voy diciendo que sí, resoplando síes al vuelo como si fueran bocanadas de humo. (Monolitos, y una mierda, yo solo quiero bajar al ibonet). Al poco, estamos perdidas (nunca habíamos dejado de estarlo, qué coño). Y solo hay nieve que cae y cae, y me giro, y se desperdigan, las zorras, buscaaaaad los monolitoooos, me gritan. Pero yo no paro, yo sigo, mano-pie-mano-pie. Y me siguen algunas, y las otras no, las desperdigadas desconfían, buscando salvarse de un modo más inteligente. Yo digo que todos los caminos conducen a roma así que hay que bajar por donde sea, a la desesperada. Y maldigo a mis padres que durante diez años me llevaron a veranear a Oropesa del Mar donde no hay montañas o si las había yo no las veía de tan al fondo del mar que me iba, que si a la boya que si a las rocas que si a las cuevas... Maldigo a mis padres por no haberme inscrito nunca en un curso de salvamento de montaña o de orientación de montaña o algo de la maldita montaña, joder, que la infancia es muy larga y Oropesa muy pequeño...

Pero al fin, llegamos al ibonet, exhaustas, y el miedo se desvanece como la nieve que milagrosamente se ha transformado en lluvia. Llegamos al refugio, buscando cobijo, buscando donde comer y reponer fuerzas. Yo llevo el color de las montañas en la cara y en los ojos, una cierta euforia me invade por dentro, ahora comprendo lo que debió de sentir Edurne Pasabán en la cumbre del Annapurna con sus dedos amputados... No habéis seguido los monolitos. Me acusan, un dedo de alguien, me acusa. No me jodas, para monolitos estaba yo, yo solo veía el cielo y las nubes, no me jodas, monolitos. Pero entonces, al llegar al refugio, encuentro a una joven pareja con dos niños de unos cuatro años comiendo pausadamente, y nos comunican que acaban de descender del ibón de las cumbres escarpadas de la puta montaña pirenaica... ¡Dos niños! Dos niños rubios sin barro en los zapatos, colorados, juguetones, dos infantes cuyos padres sí les están mostrando las claves para la supervivencia. Y me siento decepcionada con migo misma. Tan decepcionada... Me como el bocadillo bajo la lluvia, cabizbaja, y alguien a mis espaldas me acusa de nuevo: ¡No has seguido los monolitos!
Todavía quedan dos horas de descenso...
Y entonces me pregunto: ¿Qué le voy a hacer si yo nací en el Mediterráneo?

10 comentarios:

  1. SIEMPRE HAY QUE SEGUIR LOS MONOLITOS! Además, seguro que los montañeros mintieron...

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  2. Que me he informado y se dice lito, a secas, no monolito.
    ¿Qué montañeros mintieron? ¿Los padres de los críos?

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  3. Sí... seguro que no los críos no subieron! No puede ser tanta inutilidad!! Y NI LITO NI MONOLITO.... se dice MONTON DE PIEDRAS APIÑADAS!! ;)

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  4. lagartija en el boj26 de abril de 2011, 15:12

    como se puede ser tan exageraadaaa???total por un poquito de agua!!!!Vamos a ver niña del mediterraneo lo primero y vital de la montaña es saber donde estas, eres un peligrooo e I mas.
    La proxima vez iremos a subir el mulhacen, te gustara mas.

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  5. lagartija en el monolito26 de abril de 2011, 15:19

    Una mañana nos levantamos alegres y deseosas de dar un paseo pirenaico pero noooo???habia una niña pesadilla que sooolo decia: QUIERO HACER HIDROSPEED, QUIERO CONTRATAR HIDROSPEED!!! Daba igual que hiciera un frio horroroso, con lluvia, nublado, da igualll. YO QUIERO HACER HIDRSPEED. I. nunca habia hecho, estaba con caquitas varias, da igual: yo quiero hacer hidrospped!!!los monitores tampoco les estaban seguros de que pudieramos hacerlo, total ninguna es deportista, fumamos más que Eugenio y estabamos un poco indecisas excepto la niña de serrat:QUIERO HACER HIDROSPEED!!!.
    resultado: me pica la garganta y tengo herpes!!

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  6. Ja ja ja ja ja ja ja ja Lagartija en el boj, ja ja ja ja ja, me encanta tu nombre...

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  7. Qué bueno por favor...... jejejje. Para cuándo la segunda parte please???

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  8. je je je je, para cuando tenga un minuto de descanso... je je je...

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  9. Oye Francisco, ¿qué pasa con la segunda parte cojones???? Se va a juntar con navidad...

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  10. Me gustan tus amigas, las cabronas. Te ha inspirado para escribir esto.

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