martes, 13 de septiembre de 2011

TENGO TENGO TENGO, TÚ NO TIENES NADA...

Tengo: alergia otoñal, al inicio del otoño, al veranillo de San Martín, al final del verano, al cambio estacional o de temperatura. Todas las mañanas sorbiéndome los mocos como un colegial y empapando los pañuelos de cuatro capas marca Hacendado.
Tengo: incontinencia urinaria, con urgencia miccional y tenesmo, que no sé qué se me hizo en los fastuosos encuentros de antaño con la uretra diminuta de fémina que tiende a la colonización bacteriana, rápida y pronta.
Tengo: dolor de estómago a punta de dedo que empeora después de cada ingesta, como rezaba el código semiológico para las gastritis.
Tengo: tanto y tanto vocabulario aprendido e innecesario de la jerga médica que ya no utilizaré nunca más.
Tengo: miedo y picazón ante la incertidumbre del más allá, del más acullá, de mañana, de pasado mañana y al otro, de dentro de un mes, de seis meses o un año. Y el aburrimiento de no saber reutilizar el ocio. No saber, no. No saber.

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